Los intereses de tarjetas de crédito suben en Colombia

Después de dos meses de respiro para los consumidores colombianos, agosto trajo malas noticias: los intereses de las tarjetas de crédito volvieron a subir. La Superintendencia Financiera anunció que la tasa de usura para tarjetas de crédito aumentó 0,39 puntos porcentuales, llegando al 25,17%.

Este incremento marca el fin de una tendencia favorable que había beneficiado a millones de usuarios del sistema financiero.

El fin de la racha positiva a intereses de tarjetas

Durante julio, la tasa había bajado 0,77 puntos porcentuales, y en junio había descendido 0,49 puntos. Esta tendencia a la baja había dado un respiro a los consumidores que dependen del crédito para financiar sus compras.

Sin embargo, la realidad económica del país ha forzado un cambio de rumbo que impactará directamente el bolsillo de los colombianos.

La tasa de usura es el límite máximo que los bancos pueden cobrar por intereses, funcionando como un techo legal para proteger a los usuarios de cobros abusivos. Esta cifra se calcula sumando un 50% al interés bancario corriente, que para agosto quedó en 16,78% efectivo anual.

Un problema que va más allá de las tarjetas

El aumento no se limita únicamente a las tarjetas de crédito. Todas las modalidades de crédito experimentaron incrementos significativos. El crédito productivo urbano alcanzó el 52,20%, mientras que el crédito productivo rural llegó al 74,33%, afectando especialmente a pequeños productores en zonas apartadas del país.

Este panorama revela que el encarecimiento del crédito es generalizado y responde a factores estructurales más profundos que una simple fluctuación del mercado financiero.

Las causas detrás del aumento

Los expertos coinciden en señalar que el principal culpable es el deterioro de la situación fiscal colombiana. Diego Palencia, vicepresidente de investigaciones en Solidus Capital, fue contundente al afirmar que “el hueco fiscal todo lo absorbe, es muy grave”.

La incertidumbre alrededor de la reforma tributaria, los problemas de sostenibilidad del gasto público y la presión sobre el presupuesto nacional han creado un ambiente de nerviosismo en el sistema financiero. Los bancos, ante este panorama incierto, prefieren ser más cautelosos y trasladar el riesgo a los usuarios a través de tasas más altas.

Impacto directo en los consumidores

Este aumento golpea especialmente a los hogares de ingresos medios y bajos, que tradicionalmente dependen más de las tarjetas de crédito y préstamos personales para financiar sus compras.

En un momento donde la inflación, aunque contenida, sigue siendo superior al objetivo del Banco de la República, el encarecimiento del crédito puede ralentizar significativamente el consumo interno.

Las consecuencias son inmediatas: cuotas más altas, mayor costo para financiar compras grandes y un riesgo elevado de sobreendeudamiento para quienes ya tienen compromisos crediticios.

Recomendaciones para los consumidores

Ante este panorama, los expertos recomiendan extremar precauciones. Es fundamental comparar ofertas antes de tomar cualquier crédito, revisar cuidadosamente las condiciones y evitar endeudarse al límite de la capacidad de pago.

El mensaje es claro: la época del crédito barato está llegando a su fin. Las tasas pueden continuar subiendo dependiendo de cómo evolucionen la inflación, la política monetaria del Banco de la República y, especialmente, la situación fiscal del país.

Para quienes tienen deudas actuales, es momento de evaluar estrategias de consolidación o prepago, mientras que quienes planean endeudarse deben actuar con extrema cautela en este nuevo escenario de crédito más costoso.